Con la ayuda de Dios he podido visitar 40 emisoras con el propósito de confirmar que están recibiendo nuestros programas sin ningún retraso. En el pueblo de Talanga conocí al pastor Lucas, al cual le compartí acerca del propósito de nuestro ministerio. Me dijo que desde hace algún tiempo ellos ya han estado transmitiendo los programas en una emisora local. Sin embargo yo no tenía dicha emisora en mi base de datos. Él me aclaró que lo estaba bajando directamente de nuestro sitio en el Internet. Se alegró al saber que ahora nosotros estaremos proveyéndoles programas directamente. Otro pastor en la región de la Esperanza me compartió que la transmisión de los programas ha representado una gran bendición para los creyentes en esta región, ya que existe mucho la proliferación sectas. Por lo tanto los programas, por la sana doctrina en la exposición de las Escrituras repercute en la edificación de los creyentes. Mientras visitaba esta última emisora pude observar que sus equipos de transmisión son muy antiguos. Me comprometí con este pastor a estar orando para que Dios pueda suplir el equipo adecuado para que esta emisora pueda continuar transmitiendo programas cristianos en esta región.
En diversas regiones de Honduras, varios carteles de drogas hacen evidente su presencia no solo a través del aumento en el número de gentes adictas, sino también por medio de la violencia que este tipo de grupos generan. En Catacamas logré visitar 16 emisoras que ya transmiten los programas, y cuatro emisoras fueron añadidas a nuestra base de datos. Mientras iba caminando de regreso al lugar en donde estaba hospedado, el dueño de una emisora ofreció llevarme en su carro. Dado a que tendría que caminar un buen número de cuadras acepté la ayuda. Unos minutos más tarde, mientras me hallaba comiendo en un restaurant, escuché la detonación de armas de fuego y de granadas. En ese momento se desató una balacera de proporciones extremas. Durante cuatro horas la policía se enfrentó con los líderes de un cartel de drogas que intentaba hacer aterrizar una avioneta cargada de drogas. Con el paso de las horas me enteré que dicho enfrentamiento se inició precisamente en la calle que yo venía caminando antes de ser recogido por el dueño de la emisora. Agradezco a Dios por haberme protegido al enviar a este hombre a ofrecerme el llevarme en carro, ya que de otra manera habría quedado en medio del fuego cruzado. Favor de orar para que los programas puedan transformar los corazones de los habitantes en Catacamas.
Dalia, una señora que vive en Guajiquiro, a 90 millas de Tegucigalpa, me llamó por teléfono luego de haber escuchado nuestro programa. Durante nuestra conversación ella me compartió que nuestros programas le han ayudado grandemente a tener una mejor comprensión de las Escrituras y a ser más diligente en lo que se refiere a su vida espiritual. Llegar Guajiquiro no es sencillo ya que las carreteras no están pavimentadas, sin embargo mi esposa y yo decidimos ir a visitarla. Durante nuestra visita le obsequiamos una Biblia y literatura para ayudarle en su vida espiritual, sin embargo el problema es que ella no sabe leer. Tan solo el escribir el número telefónico que viene al final de nuestros programas le tomó ocho días. Gracias a Dios su hermano y unos sobrinos están dispuestos a ayudarle a leerle el material que le entregamos. Tanto ella como el resto de su familia agradecieron mucho nuestra visita, ya que cerca de donde ellos viven no hay ninguna iglesia cristiana y por lo tanto no hay nadie que les proporcione material bíblico. Aunque la vida en zonas rurales es complicada, el deseo de Dalia de aprender más de Dios es mayor que sus circunstancias. Al igual que ella, muchas personas están siendo alimentadas espiritualmente a través de las enseñanzas bíblicas de los programas radiales. Esto nos motiva a continuar supliendo los programas a las emisoras, y a buscar más emisoras dispuestas a transmitir el Evangelio por medio de las ondas radiales.